CRÓNICAS DEL DINERO

Esto es lo que descubrí:

• La casa no era solo de mi suegra, sino que venía de la herencia de sus padres y sus cinco hermanos tenían participación. La relación no era precisamente buena.
• Ella era la propietaria mayoritaria y había una sentencia judicial que fijaba cuanto correspondía a cada hermano.
• La casa, hecha en 1940, estaba en terreno no urbanizable y era ilegal.
• No tenía cédula de habitabilidad y, sin ella, no te dan agua y luz.
• No había escritura de la casa, solo de los terrenos.

Aquí se me plantearon dos opciones:

• Poner orden, aunque no viese beneficio inmediato. Es decir, dar cera y pulir cera hasta dejarlo todo bien. 
• Pasar del tema. ¿Quién quiere pulir cera foreveranever si no le ves un propósito claro? 

Pero yo tengo el convencimiento de que en temas financieros o de patrimonio, cuanto más en orden tengas las cosas, mejor. Así que ya sabes qué escogí. 

Empecé a hacer cosas en 2010 y el viernes pasado mi suegra vendió SU casa. ¿Qué pasó en medio?

• Conseguimos la cédula de habitabilidad. 
• Nos dieron agua pero no luz, porque el ayuntamiento no permitió instalar una torre de electricidad en terreno no urbanizable. La solución sería poner placas solares.
• Conseguimos que los cinco hermanos nos vendiesen su parte. Uno a uno.
• Escrituramos la casa.

Todo esto son once años de trámites. Sin prisa pero sin pausa. Notarios, registradores, arquitectos, administraciones... 

Con todo en orden, mi suegra decidió vender. Y aparecieron compradores, pero los bancos no les daban hipoteca porque el aval era una casa ilegal en un terreno no urbanizable. Y esto limitaba las ventas a compradores que viniesen con el dinero al contado.

Y apareció uno. El viernes pasado se formalizó la compra. Eso sí: por un importe un 25% inferior al primer precio al que la pusimos a la venta.

Mi suegra piensa que la ha vendido muy barata, pero yo solo veo que la casa no era suya, no tenía escritura, no tenía cédula de habitabilidad y no tenía agua.

Si no hubiese hecho nada, nunca hubiese podido venderla, el problema hubiese pasado a la siguiente generación y, con tanta gente involucrada, no se hubiese podido regularizar en la vida.

En el fondo, me siento un poco Daniel LaRusso. Si no hubiese pulido cera, lijado suelo y pintado valla nada de esto hubiera pasado. Si no hubiese hecho nada, mi suegra no tendría ahora ese dinero en la cuenta.